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 El examen ¿Qué puedo decir? No me gustan los exámenes, sea trauma infantil o negación en aprenderse de memoria conceptos que se olvidarán al salir de él, la herramienta examen y yo, no nos llevamos para nada. Sin embargo, sí le veo utilidad cuando se trata de un diagnóstico para observar qué tanto saben de un tema o si tienen suficientes referentes al respecto como para tener un buen desempeño académico. Tampoco me encanta la idea de que los estudiantes que se van a extraordinario o título tengan que hacer un examen. La memorización de conceptos sin una comprensión a profundidad no sirve de nada, por eso, personalmente, yo me decanto por otras herramientas de evaluación.
 El portafolio Al portafolio yo lo tenía comprendido como una especie de diario de viaje  o bitácora, en donde se asentaban los trabajos, avances o procesos de los trabajos, sobre todo de los del taller de síntesis. Sin embargo, en el curso aprendí que un portafolio puede estar compuesto lo mismo de reportes de lectura que procesos sobre un concepto en particular. Considero que en nuestro caso, el portafolio puede entrar en cualquier materia en donde se vea implicado un proceso conceptual, puede ser el Taller de Síntesis pero también las materias relacionadas con el hacer: dibujo, caligrafía o diseño de tipografía. El problema que le veo es que los grupos son siempre de treinta alumnos por lo que resulta difícil de calificar. Sin embargo, haciendo algunos cambios y ajustes puede ser el compendio de un trabajo semestral.
 Rúbricas Cuando descubrí las rúbricas fue para mí como la solución a los problemas de evaluación para el diseño. Como ya he mencionado antes, evaluar un trabajo subjetivo o creativo como el diseño es una tarea complicada y se necesita ser muy hábil en tus argumentos para justificarle al estudiante la razón de tu decisión. De nada vale que digas que te gusta o no un trabajo, siempre hay que apegarse a ciertos parámetros y las rúbricas nos ofrecen justamente esos argumentos. ¡Qué hubiera dado yo porque en mis tiempos se utilizara este instrumento! Nunca nos quedaba claro en qué la habíamos regado, pero en fin, supongo que me tocaron tiempos de conejillos de Indias. En lo personal, yo trato de clarificarle a mis estudiantes las razones por las que está bien o mal algo de su trabajo y las rúbricas han ayudado mucho en los talleres de síntesis. Pienso que es complicado hacerlas ya que una debe ser muy puntual en el espectro de conceptos que va a asentar en la rúbrica, sin embargo, cuando é
 Lista de cotejo y escala de apreciación En la sesión del miércoles 28 de junio, tuvimos oportunidad de ver brevemente la herramienta «lista de cotejo». Anteriormente, hace como unos 8 años, tuve la oportunidad de llevar un curso en donde se nos explicaron estas herramientas por lo que me apegué mucho a ese estilo. Sin embargo, ahora con este nuevo formato No me sentí muy bien ya que no me quedaron claros los conceptos y tanto el formato de la lista como de la escala de apreciación son iguales. Espero que me quede más claro y las instructoras sean más precisas al momento de explicar. Considero que es importante la retroalimentación pero se invirtió mucho tiempo en ese y poco en explicar el instrumento. Por otra parte, las bondades de estos instrumentos están más que probadas: evitan la mala o nula planeación de una materia; facilitan al docente el flujo de la materia y el aprovechamiento del tiempo y determinan o acotan los conceptos a calificar. Considero que realizar planeaciones ant
 Intenciones al evaluar En la sesión dos del curso estuvimos analizando las diversas clases de formas de evaluar, las cuales yo traduzco como intenciones al evaluar. Debemos tener muy claro para qué vamos a diseñar una evaluación, si es para aprender un concepto nuevo, o bien, si es una escala para medir capacidades y hacer un diagnóstico. Cada ejercicio debe ser analizado a profundidad por lo que la tabla de referencia que nos proporcionaron resultó de mucha utilidad. En ella pude observar cuáles son mis intenciones al crear una herramienta de evaluación y no solamente porque «está padre el ejercicio para los chavos». Nota al calce: es bien difícil cotejar un ejercicio que resulte atractivo para una materia teórico-práctica y que además evalúe de forma cabal los saberes que nos interesa que aprendan los estudiantes.
 ¿Cómo entiendo la evaluación? A través del curso, en la sesión de ayer, me di cuenta de las dimensiones y clasificaciones que puede llegar a tener de acuerdo con las intenciones en el nivel de aprendizaje. Al cambiar una simple preposición se alcanzan diferentes objetivos. Aprendí los diversos puntos de vista y definiciones de los teóricos de la educación y llamó mi atención que muchos de los conceptos «ya los sabía» o los aplicaba pero nunca les había puesto nombre. Considero que esta primera sesión me hace ser más consciente de la importancia de una evaluación justa, ordenada, planificada y apegada a los criterios establecidos porque como ya he mencionado, la evaluación para el diseño es complicada, muy subjetiva y llena de sesgos. Así que pondré aquí la definición a la que llegamos mis compañeros de equipo y yo sobre lo que es la evaluación para nosotros: «Proceso dinámico y flexible de valoración, medición y realización de juicios sustentados con base en datos, información o evide
¿Qué es para mí la evaluación? Cuando ingresé a la Facultad del Hábitat a estudiar —allá por el año 1984— la licenciatura tenía siete años de haber iniciado sus labores. Nos daban clase los maestros de la primera generación y haciendo un recuento, nadie tenía idea de cómo evaluar el diseño gráfico. Todo era al «tanteo», supongo que derivado de las emociones, la empatía que causabas o no en el maestro y otros factores que no he de mencionar. El caso es que era un sufrir porque nunca sabíamos por qué nos habíamos sacado lo que nos asignaban los profes. Este hecho, muy lamentable por cierto, me hizo pensar que si yo algún día me convirtiera en académica mi discurso y argumentos irían más allá de un «me gusta«, «no me gusta» y el consabido «métele más diseño». Así, cuando ingresé a dar clases a esta escuela, me apegué a las cosas tangibles que podía, de forma concreta y con un lenguaje apegado a la profesión. Por supuesto que al principio yo seguía las instrucciones al pie de la letra, per